Autor: Matthew C. Nisbet
Publicado por primera vez: el 25 Septiembre del 2014
DOI: 10.1002 / wcc.317
http://onlinelibrary.wiley.com/enhanced/doi/10.1002/wcc.317
(Traducción en curso por Oscar Escobar. Mi comentario al final de la traducción)
Abstracto
En este trabajo
analizo tres grupos distintos de prominentes intelectuales públicos que abogan
por la acción sobre el cambio climático.
Pongo en detalle cómo los intelectuales públicos establecen su
autoridad, diseminan sus ideas, y dan forma al discurso político, analizando
las historias contrastantes que ellos narran sobre las causas y soluciones al
cambio climático. "Los Activistas Ecológicos" como el
escritor/activista estadounidense Bill McKibben o el filósofo Clive Hamilton de
Universidad Charles Sturt (AU) argumentan que el cambio climático es un síntoma
de una sociedad capitalista que ha superado peligrosamente la capacidad de
carga del planeta. Son escépticos de las soluciones que estén basadas en
el mercado o sean tecnológicas, instando a la necesidad de un movimiento
mundial que dramáticamente reorganice la sociedad. Los 'Reformadores de Crecimiento Inteligente’
como el economista Nicholas Stern o el ex vicepresidente de Estados Unidos Al
Gore coinciden en que el cambio climático plantea riesgos catastróficos, pero
argumentan que esos riesgos pueden evitarse si los líderes políticos adoptan
los mecanismos de mercado adecuados, permitiendo que el crecimiento económico
sostenible continúe. Los
'Ecomodernistas' como el escritor Andrew Revkin del The New York Times (Estados
Unidos) y el antropólogo Steve Rayner de
la Universidad de Oxford (Reino Unido) argumentan por reconocer las asimetrías
en la forma en que hemos definido convencionalmente el cambio climático como un
problema social. El progreso se logra no
apoyándose en la protesta social o los mecanismos basados en el mercado, sino
por la inversión pública gubernamental en un variado menú de políticas que
catalizan la innovación tecnológica, protegen contra los efectos del clima, y
proporcionan a los países en desarrollo fuentes de energía limpia, en
abundancia. Para concluir, propongo
métodos para la construcción de mi análisis e insto a la necesidad de foros que
presenten una diversidad de voces, discursos e ideas.
Para más recursos
sobre este artículo, por favor visite el sitio web WIREs.
Conflicto de
intereses: Mi análisis en este trabajo es informado por mi colaboración y/o
interacciones con los grupos e individuos que representan a cada una de las
tres tradiciones discursivas identificadas, aunque mi propio punto de vista es
la más cercana a la de los Ecomodernistas.
INTRODUCCIÓN
En un artículo de
julio de 2012 a la revista Rolling Stone, Bill McKibben, advirtió que las
empresas de combustibles fósiles se habían comprometido a extraer la mayor
cantidad de su petróleo, gas, y las tenencias de carbón como les fuera posible,
un objetivo que superaría grandemente lo que los científicos habían determinado
era el presupuesto de carbono sin peligro para el mundo. Esta ‘nueva matemática aterradora’ significaba
que la industria de los combustibles fósiles era "el Enemigo Público
Número Uno para la supervivencia de nuestra civilización planetaria”, así lo
escribió McKibben. Usando comparaciones
con el movimiento anti segregación-racial (anti-apartheid), él hizo un llamado
a las universidades y a otras instituciones para que se despojaran de sus
inversiones en la industria de los combustibles fósiles. [1]
El artículo de
McKibben generó millones de recomendaciones y visitas a la página web de la
revista Rolling Stone. Entre los
lectores estaba el activista multimillonario Tom Steyer, quien buscó a McKibben
para reunirse durante una caminata de montaña. Al final de su caminata, Steyer se había
comprometido a apoyar la campaña de desinversión de los combustibles fósiles. [2,
3] Durante los años siguientes,
Steyer ha desinvertido su patrimonio personal de las compañías de combustibles
fósiles, jugó un papel clave en la decisión de la Universidad de Stanford para
desinvertir en las compañías de carbón, ha financiado una campaña de televisión
oponiéndose al oleoducto Keystone XL, ha gastado millones en las contiendas
electorales para derrotar a los republicanos "que niegan el cambio
climático” ', [2, 4] y ayudó a generar cientos de reportes de
noticias visibilizando estas causas.1
A pesar de los
muchos estudios que los académicos han producido, analizando los factores
institucionales, políticos y económicos que dan forma a los debates
medioambientales, como lo denota el historiador Paul Sabin, rara vez hemos considerado
la influencia de los intelectuales públicos altamente visibles como McKibben. [5]
A través de sus libros mejor vendidos, sus artículos y comentarios, estos
intelectuales públicos influyen en la forma en que pensamos y hablamos del
cambio climático, infundiendo lo abstracto con significado, y volviendo lo
complejo en un vocabulario comúnmente compartido. Sin embargo, también son
criticados por su caracterización de la incertidumbre, por imponer sus puntos
de vista, por su falta de credenciales especializadas, por la reducción de
explicaciones a una sola idea, teoría, o campo, y por borrar las líneas entre
el análisis objetivo y la argumentación ideológica. [6, 7]
En este trabajo
analizo tres grupos distintos de intelectuales públicos que abogan por una
acción sobre el cambio climático. Aunque los tres grupos, aceptan las causas
humanas innegables del cambio climático, cada grupo hace hincapié en un
discurso contrastante, encuadre de problema, y conjunto de soluciones.
El primer grupo,
los Activistas Ecológicos, 2 argumentan que el cambio climático es
un síntoma de una sociedad capitalista que en la priorización del crecimiento
económico y el consumismo ha superado peligrosamente la capacidad de carga del
planeta. Escépticos de las soluciones
tecnológicas y del mercado, argumentan la necesidad de una nueva propagación de
conciencia a través de la organización popular y la protesta social que
transformaría radicalmente la sociedad. Ejemplos
de los intelectuales públicos que escriben en esta tradición incluyen al
escritor y activista Bill McKibben (EE.UU), al filósofo Clive Hamilton de la
Universidad Charles Sturt (AU), a George Monbiot columnista del The Guardian
(Reino Unido), al escritor y locutor canadiense David Suzuki, al escritor y
activista Paul Kingsnorth del Reino Unido, y a la escritora y activista
canadiense Naomi Klein.
El segundo grupo,
los Reformadores de Crecimiento Inteligente, coinciden en que los límites del
crecimiento deben ser respetados, pero asumen que los límites ambientales se
pueden estirar si se implementan los mecanismos adecuados del mercado,
permitiendo que continúe indefinidamente el crecimiento económico ‘sostenible’.
En este caso, no sólo la acción sobre el
cambio climático generaría ganancias y crearía nuevas industrias, sino la
cooperación internacional también abriría las puertas a la lucha contra la
pobreza y otros problemas globales.
Ejemplos de los intelectuales públicos que escriben en esta tradición
incluyen al ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, al columnista Tom
Friedman del The New York Times (Estados Unidos), al economista Nicholas Stern
de la Escuela de Economía de Londres (Reino Unido), al economista Jeffrey Sachs
de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), y a Amory Lovins analista de
energía de Estados Unidos.
El tercer grupo,
los Ecomodernistas, argumentan por adoptar el poder del ingenio y la
creatividad humana para gestionar los riesgos del cambio climático, y para
reconocer las asimetrías en la forma en que hemos abordado convencionalmente el
problema. El cambio social no será
catalizado por las protestas o los mecanismos de mercado, sino por la inversión
pública en un variado menú de políticas y tecnologías que permitan reducir el
coste de la acción y que protegen contra los efectos del clima.
Ejemplos de los
intelectuales públicos contemporáneos que escriben en esta tradición incluyen
al empresario y autor estadounidense Stewart Brand, al científico Mike Hulme
del Kings College de Londres (Reino Unido), al politólogo Roger Pielke Jr. de
la Universidad de Colorado-Boulder (Estados Unidos), al antropólogo Steve
Rayner de la Universidad de Oxford (Reino Unido), a Ted Nordhaus y Michael
Shellenberger cofundadores del Instituto Breakthrough (EE.UU.), y a Andrew
Revkin escritor medioambiental del The New York Times (Estados Unidos).
Empiezo el
trabajo evaluando cómo los intelectuales públicos en el debate sobre el cambio
climático establecen y mantienen su autoridad, cómo sus ideas y argumentos se
extienden y diseminan, y la manera en que dan forma a los debates y la toma de
decisiones. Luego, en función de sus
obras principales, analizo los diferentes relatos que cada grupo de
intelectuales públicos exponen sobre las causas, riesgos y soluciones para el
cambio climático, las tradiciones intelectuales que reflejan, y su visión de la
sociedad, la naturaleza, la tecnología, la política, y el cambio social. En este sentido, mi análisis es informado por
mis colaboraciones e interacciones con
grupos e individuos que representan a cada una de las tres tradiciones
discursivas, aunque mi propio punto de vista se acerca más al de los
Ecomodernistas. En la conclusión,
propongo varios métodos para seguir construyendo sobre mi encuadre y análisis. También sostengo la necesidad de inversión en
medios y foros públicos que cuestionan cómo cada uno de nosotros pensamos y
hablamos del cambio climático, abordando de manera constructiva las ideas y los
argumentos de los demás. En este
objetivo, "la idea aquí no es sólo para resaltar los puntos en común y las
aperturas para el compromiso", teniendo en cuenta a los politólogos Hayley
Stevenson y John Dryzek, “sino también para ofrecer posibilidades de
impugnación y la reflexión que puede inducir". [8]
LOS
INTELECTUALES PÚBLICOS Y SUS ARGUMENTOS
En esta sección
analizo los argumentos de los Activistas Ecológicos, los Reformadores de
Crecimiento Inteligente, y los Ecomodernistas. Muchos de los intelectuales
públicos analizados son mejormente conocidos por sus libros y otras obras que
aparecieron entre el 2006 y el 2010, pero donde sea relevante el caso, denoto donde
los argumentos de estos autores pueden haber cambiado en los años que
siguieron. Basado en sus principales
obras, evalúo cómo definen el problema del cambio climático, las tradiciones
intelectuales en que se basan, su visión de la naturaleza y la tecnología, y
sus puntos de vista sobre la política y el cambio social (ver resumen Tabla
1)..
Groupo | Encuadre del Problema | Perspectiva -Naturaleza | Perspectiva -Tecnología | Políticas Propuestas | Modelo de Cambio Social |
---|---|---|---|---|---|
| |||||
Activistas Ecológicos | |||||
Ejemplos:
| Capitalismo, El consumismo ha excedido la capacidad de carga del planeta, arriesgando la catástrofe, o el cierto colapso. | La naturaleza frágil y sagrada provee la salvación humana. Debe mantenerse separada, protegida contra la influencia humana | Partidarios de las renovables locales y a pequeña escala. Advierten que la energía nuclear y la ingeniería genética son muy arriesgadas y promueven el consumo.1 | Llaman pora la fuerte regulación de la industria, racionamiento del uso de energía, localización de economías, sistemas alimenticios, gobernanza. | Nueva concietntizacion diseminada a traves de grupos de base, protesta social. Atención artística al ‘ecocidio’, el mito del progreso.3 |
Reformadores de Crecimiento Inteligente | |||||
Ejemplos:
| El cambio climático es el máximo fracaso del mercado, corregido al poner precio al carbono. El progreso es bloqueado por 'negacionistas'. | La naturaleza tiene límites, pero la 'interferencia peligrosa' se puede evitar mediante la política inteligente, 'estabilizando las emisiones', lo que permite el 'crecimiento sostenible'. | La fijación de precios de mercado impulsará la adopción de las energías renovables, la eficiencia energética. Necesita gobierno para catalizar la (energia) nuclear y la captura de carbono.2 | Llamado para un acuerdo internacional vinculante, precios nacionales de carbono, y la inversión gubernamental pública en innovación. | Los mecanismos de mercado de impulsan los cambios. Recientemente hacen llamadas para la presión popular, y movimientos de partidos terceros, nueva 'atentividad' (new ‘mindfulness’). |
Ecomodernistas | |||||
Ejemplos:
| Mal diagnosticado como problema ambiental y fallas del mercado. Debería ser re-enmarcado como reto a la innovación energética y resiliencia social. | La naturaleza es más resistente que lo es frágil. Un planeta de alta energía, innovador puede promover el progreso humano, mientras que conserva, gestiona la naturaleza. | Las renovables, son incapaces de satisfacer la demanda energética. Necesidad del gobierno para desarrollar el gas natural, la energía nuclear, la captura de carbono, otras innovaciones. | Abogan por la cartera 'torpe' (clumsy) de abordamientos políticos través de los niveles de la sociedad, la inversión gobernamental pública en tecnologías de energía y estrategias de resiliencia. | Las tecnologías que reducen el costo de la acción, foros públicos que desafían suposiciones crean condiciones para la cooperación, la innovación. |
Conclusión
En este trabajo,
he analizado cómo los prominentes intelectuales públicos establecen su
autoridad, propagan sus ideas, e influyen en nuestra forma de pensar y hablar
sobre el cambio climático. Los
estudiosos pueden añadir a mi análisis evaluando aún más a los intelectuales
públicos que representan a los tres grupos descritos, y/o mediante la
evaluación de otros discursos únicos y los intelectuales públicos que los
representan. Un enfoque metodológico
sería llevar a cabo un análisis de caso de estudio más profundo y la evaluación
de un solo intelectual público como Suzuki, cuya carrera de cuatro décadas está
estrechamente conectada a la trayectoria de los debates ambientales de Canadá. En este sentido, el libro del historiador Paul
Sabin que evalúa las trayectorias enfrentadas de Paul Ehrlich y Julián Simón, [5]
y el libro que viene del erudito de la comunicación Declan Fahy que analiza a
los 'científicos célebres’ como James Lovelock [17] ofrecen modelos valiosos sobre los que se pude
seguir edificando.
En estudios
futuros, los intelectuales públicos de países distintos a los Estados Unidos,
Canadá, el Reino Unido y Australia también deben ser evaluados. Los ejemplos pueden incluir a los
intelectuales franceses Bruno Latour y Pascal Bruckner, a la activista india y
autor Vandava Shiva, y al sociólogo alemán Ulrich Beck. En varios casos notables, los intelectuales
públicos no son tan fáciles de clasificar como representantes de una de las
tres tradiciones discursivas revisadas en este trabajo, pero han sido no-menos
influyentes. Ejemplos notables incluyen
al sociólogo Anthony Giddens del Reino Unido, la historiadora estadounidense
Naomi Oreskes, y al climatólogo estadounidense James Hansen.
Un segundo,
enfoque de investigación complementario al perfil profundo, como lo propuso por
primera vez Richard Posner, operacionalizaría cuantitativamente, mediría y
evaluaría el impacto de una variedad de intelectuales públicos y/o tradiciones
discursivas. [11] Esto podría
hacerse, por ejemplo, midiendo en los artículos de noticias, comentarios, y
análisis crítico del impacto de un libro o un documental de mayor venta en el
encuadre del debate sobre el cambio climático o por medio de citas, análisis de
contenido, y otros indicadores del impacto de los intelectuales públicos en el
pensamiento académico y currículum universitario. En esta última posibilidad,
dada su prominencia, muchos estudiantes pueden estar más familiarizados con el
cambio climático a través de la lente selectiva proporcionada por un puñado de
intelectuales públicos. Cursos, a partir
del conocimiento y la investigación que analiza críticamente el papel de los
intelectuales públicos pueden mejorar la capacidad de los estudiantes como
ciudadanos, académicos y profesionales para valorar y participar en el debate sobre
el cambio climático.
Por último, lo
que se desprende de mi análisis es que existen múltiples discursos sobre el
cambio climático, incluso entre las voces más visibles que argumentan a favor
de la acción social. En algunos casos,
los intelectuales públicos analizados ofrecen ideas y visiones dramáticamente
diferentes. Al reflexionar sobre el
debate Ehrlich-Simon, Sabin advierte que como compañeros contrincantes en la
retórica, los intelectuales públicos pueden llegar a ser sobre-confidentes en
sus convicciones y mordaces en sus críticas de los demás, mientras los
admiradores entusiastas y las audiencias selectivas les animan. [5]
Sin embargo,
estas perspectivas conflictivas no sólo reflejan los esfuerzos de los
intelectuales públicos, sus aliados y financiadores para defender las distintas
comunidades en las que ellos han invertido a través de sus carreras, sino como
señala Hulme, la naturaleza del cambio climático como lupa cultural y espejo. [31] Como una lupa, el cambio climático nos obliga
a examinar, como lo argumentan los Activistas Ecológicos -las implicaciones a
largo plazo de nuestros sistemas económicos y políticos, el alcance global de
nuestras acciones y nuestras identidades como consumidores. Pero el cambio climático también sirve como
un espejo, obligándonos según los Ecomodernistas argumentan -a reflexionar
sobre como nuestras propias aspiraciones sociales y valores dan forma a
nuestras elecciones y preferencias tecnológicas, o impactan a los públicos energéticamente
empobrecidos en China, India, África y otros lugares.
Si el cambio
climático ha de funcionar como un espejo, necesitaremos más medios y foros
públicos que obliguen a la reflexión crítica y al análisis, en lugar de permitirles
a los intelectuales públicos que se
presenten [solo] ante públicos de
ideas afines. En vías a la gestión de
las amenazas que plantea el cambio climático, el activismo de base y las
reformas políticas son importantes, como lo es la búsqueda de un arsenal más
avanzado de opciones tecnológicas, y una reconsideración de nuestras metas
económicas. Pero también lo es la
inversión en la capacidad de aprender, discutir, cuestionar y estar en
desacuerdo en formas que adoptan múltiples discursos, ideas y voces. Dado el
terreno social impugnado del cambio climático, como Rayner primero lo argumentó
en un documento de 1989 del que fue coautor, "el progreso no está en
nuestra elección de una posición en ese terreno y luego rechazar las que están
en competencia con ella, sino en el reconocimiento y la comprensión de todas
estas posiciones y luego encontrar maneras de negociar constructivamente entre
ellas" (Ref [26], p. 142).
Dejar de lado voces o perspectivas no sólo debilita nuestra capacidad
para entender la complejidad del cambio climático, sino también corre el riesgo
de pérdida de la legitimidad y la confianza entre los principales interesados y
constituyentes. [87] Del mismo modo, como Sabin concluyó después de
evaluar el choque entre Ehrlich y Simon: "nuestra tarea no consiste en
elegir entre estas perspectivas opuestas sino más bien de encontrar maneras de
luchar con sus tensiones e incertidumbres, y tomar lo que cada una ofrece que
sea de valor” (Ref [5], p. 227).
Algunos podrían
argumentar que enfocarse en la auto-reflexión, la negociación y el diálogo a
esta etapa de la crisis climática es muy poco y demasiado tarde. Pero la
mayoría de los intelectuales públicos analizados en este trabajo probablemente
estarían de acuerdo en que no existe una solución o final del cambio climático
como problema. Nuestra interpretación del cambio climático continuará
evolucionando a medida que lo hace la complejidad del problema, y en los
próximos años, una nueva generación de intelectuales públicos contará historias
familiares y novedosas acerca de por qué es importante y qué se debe hacer.
O.E. Mi comentario:
Este estudio me
pareció muy interesante ya que aunque solamente se refiere a la geioingeniería
climática al hablar de la captura de carbono, la mayoría, sino es que todos,
los intelectuales analizados aquí están involucrados de una forma u otra en el
debate más extenso sobre la Ingeniería Climática. Por ejemplo Steve Rayner es Co-Director del
Programa de Geoingeniería de la Universidad de Oxford de Inglaterra. Mike Hulme
y Clive Hamilton además de haber escrito libros sobre el tema, han aparecido
regularmente en debates sobre la Geoingeniería.
Otro aspecto
interesante, que 'apenas' se deja entrever, es el de la población/sobre-población.
A mi parecer es importante tener más claras las perspectivas de cada grupo
sobre este tema. El caso de la sobre-población es sobre-estimado, especialmente
si examinamos las emisiones de carbono per capita del tercer mundo que son
muchísimo más bajas que las de los países más contaminantes. Creo que este es un factor primordial subyacente en lo
referente a la geoingeniería climática y al cambio climático en general.
Ojala que se
cumplan las esperanzas del autor de que se añadan análisis de más intelectuales
reconocidos, del tercer mundo y con variadas perspectivas, particularmente de
mi interés los iberoamericanos.
NOTES
1Lexis-Nexis search of major world publications including
key words ‘Steyer’ and ‘pipeline’ or ‘divest’, July 1, 2012, to August 1, 2014.
2The labels ‘Ecological Activists’, ‘Smart Growth
Reformers’, and ‘Ecomodernists’ reflect labels that each group have applied to
themselves; and/or are terms or concepts frequently referenced in their
writing. The labels for each group are meant to serve as heuristics for
identifying a consistent outlook or set of major arguments.
3Based on search of WorldCat.org online database of
English-language adult academic and commercial books with the subject headers
‘climate change’, ‘global warming’, or ‘global environmental change’.
ACKNOWLEDGMENT
Research on this paper began in Fall 2012 while Nisbet was a
visiting Shorenstein Fellow on the Media, Politics, and Public Policy at
Harvard University's Kennedy School of Government.
Ancillary
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