Creo que son importantes, primero porque en vista del recién
salido informe del IPCC AR5, parece ser que el enfriamiento producido por los
aerosoles no es tanto como se pensaba, mientras que el calentamiento producido
por la absorción del calor por las nubes altas es mayor.
Además de producir más calor en general, las nubes altas
inducidas por este medio, como las cirros o cirrus, también podrían afectar el
siclo hidrológico; empeorando las sequias en las regiones que ya reciben poca
agua y las inundaciones en las regiones húmedas. OE
De interés particular es el siguiente párrafo:
"El costo monetario de aumentar el anhídrido sulfúrico en la estratosfera no es prohibitivamente alto, hasta se ha sugerido que si los aviones emplean gasolina con mayor contenido de azufre, es decir de menos calidad, los vuelos comerciales harían el trabajo sucio."
Cambio climático-geoingeniería
Por: José Fernando Isaza
5 Nov 2008
http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/jose-fernando-isaza/columna88492-cambio-climatico-geoingenieria
LA ATMÓSFERA ESTÁ EN UN PROCESO acelerado de calentamiento
que con alta probabilidad está originado por actividades humanas como
deforestación, quema de combustibles fósiles, aumento del hato ganadero, manejo
de las basuras.
La dificultad de reducir los gases de invernadero ha llevado a repensar medidas a escala planetaria —geoingeniería— que permitan capturar el anhídrido carbónico de la atmósfera, o aumentar la capacidad de esta de reflejar el calor solar y así disminuir la temperatura.
Tres décadas antes la preocupación de los científicos estaba dividida entre la posibilidad de una nueva glaciación como la ocurrida en el Renacimiento, o un aumento de temperatura atmosférica. En 1981 Sir Fred Hoyle, el más distinguido astrofísico británico, pensaba que la tierra se encaminaba hacia otra edad del hielo. En su libro ICE, propone calentar el agua del fondo del océano para evitar la catástrofe climática. Para esto se utilizaría la energía solar y la propiedad del planeta de actuar como una bomba térmica. Para el geoexperimento se requería un área-oceánica de 15 kilómetros cuadrados. La elevación de la temperatura hizo olvidar esta idea. En 1979, el climatólogo ruso Budyko plantea, en el caso de persistir aumentos de temperatura, aumentar la reflexión de la atmósfera “inyectándole” partículas de anhídrido sulfúrico en la estratosfera.
La idea ha retornado, experimentos “naturales” muestran que puede funcionar. Las explosiones volcánicas emiten partículas a la alta atmósfera y modifican la temperatura terrestre. La erupción en 1883 del volcán Krakatoa, en Indonesia, creó en Europa un año sin verano y un fuerte invierno. Las partículas permanecieron en la atmósfera varios meses antes de caer a la tierra. Más reciente, el volcán Pinatubo en Filipinas emitió 20 millones de toneladas de anhídrido sulfúrico y disminuyó la temperatura de la tierra en medio grado centígrado. Aún se recuerda cómo la explosión del volcán del Ruiz bajó la temperatura de la tierra a medida que la nube de cenizas se desplazaba al norte. Se calcula que “inyectar” cerca de 10 millones de toneladas de anhídrido sulfúrico, contrarresta el efecto de los 8.000 millones de toneladas de anhídrido carbónico.
Por supuesto que la idea de experimentar con la atmósfera tiene grandes riesgos. El primero es el moral, ¿si se presume que hay una solución al efecto de invernadero, para qué ahorrar energía y disminuir las emisiones de gases? Otro aspecto es la disminución de la capa de ozono con los consiguientes riesgos del aumento del cáncer de la piel. Adicionalmente, se daría un paso atrás en la reducción de la contaminación atmosférica, que ha permitido bajar la lluvia ácida, al menos en los bosques europeos. El costo monetario de aumentar el anhídrido sulfúrico en la estratosfera no es prohibitivamente alto, aun se ha sugerido que si los aviones emplean gasolina con mayor contenido de azufre, es decir de menos calidad, los vuelos comerciales harían el trabajo sucio. La sensibilidad de la temperatura atmosférica al contenido de partículas se puso en evidencia en los meses que siguieron a septiembre del 2001, la reducción de vuelos produjo una pequeña baja de la temperatura.
En otra columna continuaré con el tema.
Para mayor información ver The Economist,septiembre 6 de 2008 y Scientif American, noviembre de 2008.
* Rector Universidad Jorge Tadeo Lozano
Geoingeniería (II)
Por: José Fernando Isaza
19 Nov 2008
EL PAPEL DE LAS NUBES EN EL CALENtamiento global no es
completamente claro. Por una parte la mayor nubosidad al reflejar radiación
térmica al espacio contribuye a disminuir el efecto de invernadero, pero la
nubosidad actúa como fuente de radicación a la media y baja atmósfera y en esta
forma se aumenta la temperatura.
Los modelos físicos matemáticos no han permitido obtener una contundente respuesta. Lo que sí es claro es que las pequeñas gotas de agua o hielo al dispersar la luz solar contribuyen a reducir la temperatura de la tierra. Lo mismo ocurre con los cristales salinos, que al evaporarse el agua del océano forman nubes de baja altura; los cristales de sal duran poco tiempo en la atmósfera. Un geoproyecto consiste en construir sobre grandes barcazas altos rotores que inyecten a la alta atmósfera agua de mar rica en cristales de sal. Aunque factible técnicamente esta idea tiene varios problemas. Aún no se ha realizado ninguna prueba piloto, y los cambios de clima pueden ser no predecibles.
Una de las más extendidas ideas es “capturar” el dióxido de carbono. Una forma es inyectarlo debajo de la superficie en antiguos depósitos de petróleo o gas. En escala limitada esto se hace en Noruega, para la petrolera Statoil es más económico reinyectarlo que pagar el impuesto de US$50 por tonelada de anhídrido carbónico emitido a la atmósfera. Por motivos diferentes algunas petroleras inyectan el dióxido de carbono en los yacimientos petrolíferos en vías de agotamiento. De esta forma se aumenta la capacidad de recuperación del petróleo.
Los profesores Broecker y Kunzing plantean que casi cualquier sistema que emplee menos energía para recuperar el dióxido de carbono que el producido con esa cantidad de energía puede ser una solución viable. Proponen construir reactores en los cuales al circular el anhídrido carbónico de la atmósfera, reaccione con los químicos y se formen carbonatos. Por supuesto esto requeriría enormes superficies y una actividad minera que casi duplica la actual. Para tener una idea de la magnitud, los profesores calculan que si se licuara todo el anhídrido carbónico producido anualmente por la quema de combustibles fósiles —29.000 millones de toneladas—, ese líquido esparcido sobre Manhattan alcanzaría la altura del piso 85 del Empire State Building. El volumen de los carbonatos producidos es mayor.
Las mejores soluciones están por el camino de la eficiencia energética. De no lograrse una disminución del efecto de invernadero, una idea recurrente es depositar el anhídrido en las profundidades marinas. El océano naturalmente lo hace pero tarda siglos en que las corrientes submarinas realicen el trabajo. El aumento del anhídrido carbónico está hoy causando acidificación en la superficie de los mares, poniendo en peligro el equilibrio biológico y afectando en particular los corales. La presión del agua a más de 3.500 metros hace que la densidad del anhídrido sea superior al agua de mar garantizando que puede permanecer en el fondo marino. Si hay minerales en ese fondo puede reaccionar lentamente y formar carbonatos. Se han realizado algunos experimentos locales con resultados esperanzadores.
No hay “almuerzo gratis” en la disminución del efecto invernadero; las otras soluciones como son la expansión de la energía nuclear pueden tener mayores costos geopolíticos y traen el recuerdo de Chernobyl.
* Rector Universidad Jorge Tadeo Lozano.
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